jueves, 6 de marzo de 2008

Mis Dias

hay dias que releo las cartas que te he enviado y no parezco yo,
sera que mis ojos no me reconocen sino por los tuyos.

hay dias que solo quisiera estar a tu lado y permanecer junto a tus bellos pies,
sera porque ellos saben caminar por el dolor y la felicidad del hombre

hay dias que es bello saber que exististe para mi
y eso justifica el dolor del mundo.

hay dias que buscarte parece una locura
pero mas grande locura es aun la de hallarte

hay dias que sin ti no son dias.

asi son algunos de mis dias
recibe mi amor
Purnamrita

viernes, 25 de mayo de 2007

Mi Maestro Espiritual

Mataji Murti Gayatri Devi Dasi
Es muy difícil para una mente pequeña, que habita un cuerpo pequeño, en medio de un mundo pequeño, describir con palabras exactas la grandeza, la sabiduría, el Amor mayúsculo.
Es imposible dejar de remitirme a mi propia experiencia, que siguió felizmente este tránsito, pasando por diferentes etapas, muchas de ellas críticas, pero siempre apuntando a la evolución, meta primordial que tengo y prosigo bajo la guía de mi maestro espiritual.
Para ser un maestro espiritual, no basta con sentarse sobre una roca y predicar acerca del amor y el espíritu. Ser un maestro espiritual es mucho más que eso: es ser uno de nosotros entre nosotros y al mismo tiempo preexistirnos, habitarnos, permanecer por arriba, por debajo, por nuestros costados, por dentro nuestro. Es venir a nosotros en el momento preciso, con la palabra exacta, ofreciéndonos otra alternativa, otra senda. El sendero correcto.Quizá la mayoría de las personas que lean / escuchen esto, tengan más o menos el concepto de la palabra "gurú" en el sentido de "maestro espiritual". De todos modos, es bueno ir por partes: "Gu" significa "oscuridad" y "ru" significa "luz". Por lo tanto, un maestro espiritual, un "gurú" es aquel que nos conduce de la oscuridad a la luz, con todo lo que ello implica (principalmente una ardua tarea).
Pues bien. Heme aquí entonces, dispuesta a hablarles sobre un gurú, un auténtico gurú, de quien tengo la enorme bendición de ser su discípula.
En primer término, han de saber que mi maestro espiritual llegó a mi vida como un ser humano común y corriente. Sinceramente, jamás habría imaginado que ese hombre parado delante mío fuese a jugar un papel tan importante en mi formación (en todo sentido).
Creyendo yo saber absolutamente todo, creyéndome convencida de todo, plantada allí, en mis 22 años, como una pared impenetrable, como una roca; así me hallaba yo, cuando ese hombre con ropa común, nombre común y aspecto común apareció delante mío. Y a decir verdad, seguí impertérrita por un tiempo, hasta que sucedió lo que estaba escrito: mi barrera infranqueable sucumbió ante aquel hombre común y allí supe inmediatamente dos cosas; primera, que evidentemente ese hombre no tenía nada de común como yo pensaba, y segunda, que algo muy importante me traía.
Desde allí en adelante, un camino fue abierto ante mi: el camino que conduce a "la Divinidad", el cual emprendí jubilosa, bajo la guía del maestro espiritual.
Muchas fueron las vivencias desde entonces. Torrentes de emociones de todo tipo. Momentos de alegría inconmensurable, asombro por cada novedad que traía a mi vida, dolor y lágrimas que hoy agradezco por haber fomentado mi crecimiento y maduración, interminables charlas acerca de Dios, de las cualidades humanas (las buenas y las malas), siempre inculcándome el Dharma, la acción correcta, en todo lo que decidiese emprender en mi vida.
La experiencia más sublime que tuve fue también de la mano de mi maestro espiritual, y fue conocer a Dios. Cual si me presentase a un amigo, un día me dijo: "Este es Dios", ante una fotografía que todavía conservo. Mayúscula fue mi sorpresa cuando me descubrí orándo en otro idioma. Máxime cuando hasta ese momento, mi relación con Dios había sido casi nula, de desconocimiento, de extrañeza. Sin embargo, nunca me cuestioné demasiado (como otrora hubiese sido mi costumbre) el por qué de seguir instrucciones con respecto a una práctica desconocida, de una cultura ajena. Es más: jamás había seguido un consejo.
Pero allí está el significado que intento transmitirles: aún posicionada en mi inamovible lugar, operó a través de un hombre que me orientó hacia donde debía mirar.No tendría objeto detallar cada una de mis experiencias con mi maestro, puesto que son vivencias personales que no serían relevantes en este foro. Sin embargo, he de echar mano a algunos puntos ilustrativos de la misma.
Diré entonces que, en una oportunidad, caminábamos entre una gran variedad de especies vegetales y repentinamente hizo alusión a una de ellas; me señaló un enorme arbusto con frutos de un aspecto extraño, nada agradable por cierto, y me dijo: "Esos frutos se llaman 'sabras', y yo soy como ellos: áspero por fuera pero muy dulce por dentro". En ese momento me resultó difícil conceptualizar la comparación, pero luego de un tiempo me di cuenta de la verdad que encerraba. Mi maestro espiritual ha sido muy duro conmigo, de él he recibido las más grandes reprimendas y las palabras más ásperas cuando hacía algo incorrectamente o me apartaba de sus enseñanzas o indicaciones. Pero es la persona más noble y dulce de corazón que he conocido, y por sobre todas las cosas, siempre permanece junto a sus discípulos, y siempre está dispuesto a encausarnos por el sendero correcto.
Suena extraño que de un maestro espiritual emanen reprimendas y palabras ásperas. Es así que muchas veces, ante éstas, creí estar al borde del abismo y pensé, muy asustada, que ese era el final de mi vida junto al maestro. Pero allí estaba él, con su corazón bondadoso, conteniéndome siempre, y enseñándome que no se debe llorar (como yo hacía a menudo cuando me encontraba en esa situación), y que las lágrimas eran un gran desperdicio de sales, y que sólo se debe llorar por la alegría que nos produce Dios. Y puedo asegurarles que nadie más que Dios y mi maestro saben cuánto he llorado en silencio, aún sin derramar lágrimas...
en todas las oportunidades que me tocó sufrir los embates del crecimiento (momentos duros y difíciles en los que la sensación de desasosiego primaba en mi corazón), mi maestro estuvo siempre junto a mi; más aún, dentro mío, aliviando mi dolor y secando mis lágrimas.
Siempre quise saber acerca de las encarnaciones pasadas, qué era esa extraña ley del karma (causa y efecto) que hacía que estuviésemos aquí, viviendo de esta manera; quiénes hemos sido en vidas anteriores, qué pasará en las próximas, qué lazo nos une en esta. Las pocas veces que le pregunté al respecto, sólo guardó silencio o me dijo muy poco acerca de ello. Y una vez, finalmente me dijo que no importa el pasado o el futuro tanto como el presente; no importa quiénes fuimos o quiénes seremos: debemos interesarnos por progresar en esta vida, en este instante, por evolucionar, por acercarnos cada vez más a ser así, todas las veces que vengamos a este mundo serán por una buena causa, y siempre estaremos con Dios, trabajando enérgicamente, hasta que finalmente nos conceda "la Liberación."Realmente, y con agrado, debo decir que estoy infinitamente agradecida por haber recibido tanto de mi maestro, porque siempre me dio mucho más de todo lo que un ser humano aspira a recibir.Es imposible olvidar aquella vez que, solo con su voluntad, y por inquietud mía, me mostró el sol emergiendo de entre gruesas nubes de tormenta; o cuando cada vez que debo rendir un examen de mi carrera universitaria me pregunta: "¿Cuánto te querés sacar?", y luego me dice que mientras yo rendía, él estuvo ahí conmigo, en todo momento.
Mi maestro fue quien me enseñó acerca de la fe, de la cual yo descreía, o más bien ignoraba. Me enseñó a rezar, me enseñó que amar es dar, dar y dar sin pedir nada a cambio. Y es por eso que puedo decir, con júbilo, que yo amo a mi maestro: porque hoy por hoy sólo quiero darle, sin pedirle nada más de lo que me da, y sobre todo darle a Dios que es quien, en definitiva, lo ha enviado a mi vida.
De niña, mi madre me enseñó a rezar todas las noches la oración del Ángel de la Guarda, y nunca supe quién era ese ángel. Hoy esa entidad celestial ha cobrado vida para mí; tiene un nombre y una forma. Mi Ángel de la Guarda" la Guarda es mi maestro espiritual: aquel que custodia mi sueño, que me cuida mientras trabajo, que me acompaña cuando estudio, que nunca me deja sola.
Tantas cosas le debo... Con orgullo puedo decir que estoy a punto de ser una profesional gracias a mi maestro espiritual. ¿Por qué? Porque fue la primera persona en mi vida que me hizo notar las cosas que yo podía hacer por mí misma, porque me enseñó a tenerme fe, a luchar por lo que quiero, a ser alguien en la vida, que debe estar dedicada al servicio a Dios. En otras palabras, lo mismo que me inculcaron mis padres, sólo que él, por esas cosas de Dios, supo llegar por otro lado con notables efectos.
Nuevamente viene a mí aquel día de noviembre o diciembre en que me preguntó qué hacía que no estudiaba ninguna carrera, que yo era muy inteligente y estaba desperdiciando mi tiempo. Me dio un plazo de una semana para que buscara una universidad que me quedara cómoda, una carrera que me gustase y un día para ir a inscribirme. Cuando fui a realizar ese trámite, él me acompañó, y me dijo que estaba muy orgulloso de mí. Hoy digo con mucha alegría y orgullo que soy Licenciada en Psicología, que sigo sus pasos y que esto también es gracia a él.
Dos de mis viajes a India fueron junto a mi maestro espiritual: fue él quien comenzó diciéndome un día de noviembre: "¿Vamos a India?". Yo nunca había ido sin mi familia a ningún lado, menos aún haciendo un viaje tan largo. Ya me imaginaba el espanto que causaría eso en mi casa... De todos modos, yo le decía que sí, pensando hacia mi fuero íntimo qué clase de locura sería esa de ir a la India. ¡Yo a India! Y así fue pasando el tiempo. Seis meses y medio con exactitud, hasta que, casi sin poder creerlo, nos embarcamos en un avión y cruzamos el mundo. Siempre de la mano de mi maestro, que fue el que me guió, el que me acompañó, el que estuvo, está y estará siempre en mí.
Al principio decía que un maestro espiritual no es solamente aquel que puede sentarse a predicar sobre el amor y la espiritualidad congregando gente a su alrededor, sino que es mucho más que eso. Mi maestro espiritual está allí donde hay necesidad, donde hay hambre, frío, tristeza, dolor, desesperación. Y no solamente dando palabras de consuelo, sino llevando lo que se necesite para paliar la necesidad de turno. Aunque le falte a él mismo para llevarse a la boca, él dice: "Yo no debo dejar que los míos pasen necesidades". Y puedo asegurarles que "los suyos" son montones de personas: ancianos, niños, jóvenes, hombres y mujeres que pasan por situaciones difíciles y que, gracias a Dios y al maestro, pueden salir de ellas. Y nunca espera nada a cambio... Eso es Amor. Amor con mayúsculas. Amor del grande. Dondequiera que vaya, allí va conmigo. Cualquier cosa que haga, él está allí. Mi maestro me conoce como nadie. No necesita preguntarme qué me pasa, porque está dentro mío y lo siente como yo. De todas las personas con las que hablo, él se distingue porque con él nunca discuto: con él aprendo.
Desde otra de mis experiencias, mi maestro es quien para cada ocasión me da instrucciones precisas a seguir. Es así que, durante un período de mi vida bastante difícil, en donde sólo había tristeza y angustia, allí estuvo él con indicaciones sobre sadhana (trabajo espiritual) específica que debía realizar. En el tiempo estipulado por él, mi tristeza había desaparecido.
Con esto, quisiera hacer una aclaración, ya que mucha gente tiende a confundirse: aquí la magia no opera. Así como mi maestro no es un adivino, tampoco es un mago. Las transformaciones que operan en cada persona son independientes de cualquier truco. En este caso, mi maestro siempre busca lo mejor para sus discípulos. Es así que, como buen Ángel de la Guarda">la Guarda, vela por el bienestar de sus amados, tratando de aliviar los dolores y las penas. Y su única arma es la Gracia de Dios. Él es capaz de ayunar días y hasta meses por el alivio de alguien que sufre. Él se saca el alimento de su propia boca para dárselo a quien lo necesite. Y en esos casos no opera la magia.
Este comentario sobre las religiones me trae a la memoria aquella vez que me inició en el canto del Gayatri, en un bello y sencillo ritual en el que repetimos juntos ante un altar la vibración más poderosa del universo.
Gracias a él, puedo decir que he conocido acerca de diversas religiones. Y su propósito sólo fue uno: enseñarme que hay un solo Dios, hacia donde todas las religiones convergen, y que aquellos que rezan en otro idioma o que pertenecen a otras culturas, son hermanos nuestros que llegan a Dios por otros caminos tan válidos y hermosos como el nuestro.
Él tiene la receta exacta para cada ocasión: el tiempo justo para aprender, para amar, para divertirse, para trabajar. Y siempre dice lo mismo: "Cinco minutos, sólo cinco minutos a la mañana y cinco minutos a la noche para estar con Dios, para hablar con Él. Y si durante el día también pudieses hacerlo, mejor aún".
Él sabe acerca de todos los temas. Él parece el más superior entre todos. Sin embargo, ante Dios, es como un niño: emocionado, con su mirada y su corazón repletos de Amor por Él. Para muchos, no hay nadie más grande que mi maestro espiritual. Para él, no hay nadie más grande que Dios.
Siempre recuerdo cuáles son sus más altas aspiraciones: poder transmitir las enseñanzas divinas a aquel que las necesite, ayudar a los pobres económicamente, espiritualmente, y también ayudar a los pobres de espíritu para que encaminen sus vidas hacia buenos rumbos.
Su sentido por la justicia y la verdad hacen de mi maestro espiritual un hombre entero, luchador, buscador incesante de todos los medios y recursos para que nadie esté desamparado en ningún aspecto. Cualquier cosa que sea necesaria proporcionar, allí estará él, tratando de conseguirla.
Puedo decir orgullosa que he leído los escritos que mi maestro ha desarrollado sobre diversos temas espirituales. Allí se ven fácilmente la gran sabiduría y el enorme conocimiento que despliega. Profundas y exhaustivas investigaciones acerca del Gayatri Mantra, de las fundamentaciones de las oraciones místicas, de Kabalah, de sadhana, de Dios en sus distintas formas, etc. Todos sus conocimientos e investigaciones tienen un solo fin: transmitirlos a sus discípulos para, de esa manera, propagar cada vez más el sentido que la humanidad debe tomar acerca de la Divinidad, de aquel Uno sin segundo, del Paramatman (Alma Divina), o como quiera llamárselo.
Es así que mi maestro es el hombre más rico que he conocido, porque tiene el conocimiento más puro acerca de Dios, tesoro invaluable.
Él me ha enseñado también acerca de los tiempos de cada persona. Esto surgió a raíz de no entender yo muy bien por qué hay gente que cree en Dios, otra que no cree, otra que nunca creyó y de pronto comienza a creer, y otra que parece que no creerá jamás. Él sólo me dijo que Dios tiene sus tiempos para llegar a cada uno. Obviamente, cuanto más temprano, mejor. Pero, aunque no lo parezca, Dios inexorablemente llegará a todas las almas. En esta vida o en las próximas. Como él me enseñó, Dios es Omnipotente, todo lo puede; es Omnipresente, está en todos lados; es Omnisapiente, todo lo sabe. Felizmente, es imposible escapar a Él.
Tengo tanto que agradecerle... Un matrimonio brillante con un hombre de fe, el cual mi Maestro unió con plegarias en una ceremonia muy bella, una hija maravillosa llamada Luna Gayatri, de quien es también su Angel de la Guarda... Un empleo siempre bueno, cuando la situación no es a veces la ideal para conseguirlo... Una familia sana... pero por sobre todas las cosas: LE DEBO MI VIDA ESPIRITUAL. Sin mi Maestro adorado, hoy yo sólo sería una persona más, "participando de la vida". Hoy, y después de más de 10 años de caminar de su mano, tengo grandes propósitos, ideales, fe, y fundamentalmente un Alma que conoció el Amor Puro y Eterno de la Divinidad.

Vivencias con el Maestro Espiritual

Por Vijaya Acharya

Todos hablamos de Nuestro Maestro Espiritual. Pasamos mucho tiempo diciendo que nos ayudo de tal o cual manera, que nos cambio la vida, que sin el estaríamos en cualquier lado menos donde estamos ahora, etc., la lista de testimonios y experiencias sigue ad infinitum. Probablemente esto mismo lo podría hacer un buen medico naturista o un buen terapeuta. Y, entonces, cuál es la diferencia entre un Maestro Espiritual, nuestro Maestro Espiritual y otra persona debidamente calificada? En donde radica la grandeza de nuestro Maestro Espiritual?Hace muchos años atrás, en uno de mis viajes a la India, mi Maestro Espiritual me pidió que acompañara a un señor, de aproximadamente unos 70 años de edad, para que se bañara en los ríos sagrados, su condición era tan critica que era muy probable que no pasara los 6 meses de vida.
Debo admitir que en un principio sentí un poco de temor. Viajar con un hombre tan enfermo, tantos kilómetros, con altas temperaturas y otras delicias de la India era como demasiado arriesgado. Por supuesto que nuestro Acarya fundador vio la preocupación en mi rostro, me miro a los ojos y en su infinita dulzura me dijo: - "Allí donde vayas, estoy contigo"Demás esta decirles que fue suficiente para que todas mis preocupaciones desaparecieran. (Cuando hablo de preocupaciones me refiero a mi propia mente distraída en la Maya, en pensamientos mundamos e insignificantes. En ningún momento dudo de la validez de las palabras o intenciones de Gurudeva.)
Lo primero que paso por mi cabeza fue, por que a mi? Gurudeva es muy conocido en la India, no solo en el campo de la espiritualidad sino también a nivel científico. Hay tantos devotos en la India, un llamado telefónico hubiera bastado para que se hicieran cargo de la situación los más prestigiosos profesionales. Sabía que detrás de esto había una lección valiosa.
Los días pasaban y en mi cabeza seguía incesante la misma pregunta. Un día no resistí más y fui a preguntarle. Me miro con esos ojos profundos detrás de esos lentes estilo "Gandhi" y me dijo: - "El Gayatri es vida"... Por supuesto que ahora entendía menos que antes.
Cuando un Maestro nos dice algo, muchas veces no le entendemos, ya que tratamos de relacionar lo dicho con lo que nos pasa en ese periodo particular de nuestras vidas, o queremos captarlo mediante nuestro intelecto finito o nuestra visión parcial o tendenciosa de las cosas. No era la primera vez que no entendía enseguida la grandeza del mensaje.Seguí las órdenes de mi Maestro y me fui a hacer la peregrinación espiritual por los ríos sagrados. Acompañe a esta persona, para que realizara los baños rituales de acuerdo a las instrucciones de Gurudeva. Tomamos aviones, trenes, ómnibus, taxis, rickshaws, hicimos todo el recorrido.
Conforme pasaba el tiempo la salud del hombre se deterioraba considerablemente, en algunos momentos me vi obligado a realizar paradas inesperadas para que pudiera descansar. Un día, en una de las habitaciones, en un hotel al lado de un Ashram, el señor mayor me dijo: - No me siento bien, voy a hacer una siesta. Se acostó a dormir y de repente dejo de respirar...El señor había dejado de respirar.
Observé por un tiempo la situación y debido a mis conocimientos profesionales, pude asegurarme que realmente había dejado de respirar. Intente reanimarlo con los procedimientos conocidos y no hubo respuesta.Por un tiempo no supe que hacer, miles de palabras, de respuestas, de miedos, angustias, soledades e impotencias se juntan en un solo minuto.Para mí realmente había muerto. Para mi y para el mundo. Y esto significaba problemas, muchos problemas. Llevar el cuerpo de regreso a occidente, la descomposición del cuerpo con el calor insoportable de Delhi, llamar a la policía, explicar a los funcionarios lo acontecido, abrir un expediente para aclarar la situación, explicar a los hijos y nietos que no lo iban a ver nunca más. La muerte realmente era un problema muy grave en esas circunstancias.En esos momentos un chispazo de luz vino a mi mente y comencé a orar a mi Maestro Espiritual con todo mi corazón y mi mente, creo que me desconecté totalmente de la situación, de lo que pasaba, de mi mismo, de la policía, de la muerte…Mi plegaria era por el anciano pero también por mí.
Todo lo que había en mi mente era “El Gayatri es vida”, ese instante se congelo en el tiempo y desde allí todo fue luz. Entre en un estado indescriptible y todo lo que había enfrente de mi era el rostro de mi Maestro Espiritual, no mas palabras, miedos o angustias, sentía que no había mas nada en el universo, solo su rostro.No se cuanto oré pero al tiempo, el señor comenzó a respirar, suave pero constantemente. Esto para mí fue un milagro. Un maravilloso milagro de la Madre Gayatri. Por fin creo que realicé lo que es un Maestro Espiritual y lo que es un discípulo.
Nunca comenté con el señor lo sucedido, comprendí que fuera del ámbito de lo espiritual, fuera del ámbito de lo sagrado, esto era muy difícil de interpretar, evidentemente no había ninguna explicación científica para tal acontecimiento.
Tampoco diré que puede ser para esta o aquella persona, solo puedo decir que entonces lo viví como un milagro. Demás esta decirles que aquel señor todavía se encuentra entre nosotros y goza de buena salud.Agradezco a Dios que me permitiera experimentar tanta maravilla.
Cierta vez quise hablar este suceso con Gurudeva y el me dijo: - “Si, recuerdo que te envié un telegrama diciéndo que todo estaba bien, creo que comenzó a respirar lentamente, pero nada de eso tiene importancia, eso está en el pasado”.
El Acarya camina entre nosotros, como un ser humano mas, en su infinita humildad pretende jugar al juego de "me siento afectado por los problemas" con el único fin de darnos lecciones permanentemente, de enseñarnos que la vida es maravillosa y merece ser vivida plenamente, con alegría, a pesar de cualquier situación que a nuestros ojos se vea insuperable.
Ese es nuestro ejemplo, a eso aspiramos, a ser como Gurudeva.La misión del Maestro espiritual triunfará siempre que cada uno de los Acaryas iniciadores comprendamos la grandeza del Maestro Espiritual, cuando cada devoto de Gayatri sepa que la práctica es esencial y la razón de nuestra existencia, Gayatri Vedanta yoga será lo que esté en nuestro corazón.
Decir que se adhiere a la filosofía Advaita o Shankya, no significa nada, si no aceptamos que el Maestro Espiritual es la encarnación de la bondad y siempre está dispuesto a orar al cielo por nuestro bienestar. Muchos devotos en el mundo pueden dar testimonios absolutamente impresionantes, pero la verdad está en buscar individualmente la conexión con el Maestro Espiritual genuino, con nuestro fundador, para obtener el máximo beneficio celestial.

viernes, 6 de abril de 2007

Mis manos, tus manos

Mis manos, tus manos

Milagros cotidianos
solo pelusa de milagros
avanza el día
oxidado sentido
de estrechar una mano
milagro!
me has devuelto mis manos
juego, acaricio y agradezco
bendigo tus manos
duermo y lloro en ellas
tu indice la brújula
tu palma mi trinchera
tu puño mi ejército
las abres y soy
si las cerraras…
¿Quién serías mundo?

martes, 3 de abril de 2007

Guruveda: De cómo lo conocí un día como hoy

De cómo lo conocí un día como hoy
Escrito por Purmarita Acharya Semana santa 2007

Sentarse a escribir recuerdos nunca ha sido mi mayor motivación. Los diarios de vida eran sólo para coleccionar y guardar impresiones momentáneas sin llegar a pasar el año de escritura. Eran páginas llenas de recortes y fotografías en vez de anécdotas amorosas como suelen ser.
Hoy impulsada por la atmósfera y por la música, me propongo recordar para no olvidar. La pasión según San Mateo de Bach me acompaña y un baile de nubes sobre el mar me hace entrar en la memoria.
Tres años han pasado de que una música me movió a tomar mi auto y partir a iniciarme. ¿Iniciarse, qué sabía lo que era eso? para ser honesta nada, no sabía nada. Supongo que fui impulsada por esos recuerdos dormidos y la mano de los Ángeles.
Hacia tres días que había llegado de regalo a mis manos un CD el cual me había sumido en un estado de silencio inexplicable. No sabía qué era, ni quien lo cantaba, lo llamaban el Gayatri del amor. Invadió mi mente, mis huesos y mis días hasta hacerme escapar de la oficina y llegar a una ceremonia desconocida. Recibí el Mantra, lo hice sin ningún tipo de responsabilidad futura, admito mi frivolidad suprema y a la vez doy gracias a ella. Esto tan repentino cambió mis días.
Al fin de semana siguiente me vi invitada y viajando a Mendoza a una casa desconocida, a un Fuego Sagrado y a rezar tres días completos, otra locura sin sentido.
Llegué a Potrerillos a las cuatro de la mañana. Me vi sola y parada en un jardín frío, tenuemente iluminado por miles de estrellas, una luna y ese gran fuego escondido en los árboles y sin nadie conocido. Luego de una sensación de pánico, tome mi saco de dormir y silenciosamente me fui a sentar donde estaban rezando algunas personas. No sabía que debía hacer, sólo trataba de seguir a quienes tenía alrededor, no sabía qué sería sacrílego, ni qué correcto. Canté y oré por no estar actuando mal, era víspera de Semana Santa al igual que hoy.
Al poco rato llegó a unirse un hombre alto, tan alto como los árboles y serio como la noche. Entró a ese espacio sagrado sin zapatos y con ojos profundos y brillantes como las brazas nos preguntó a cada uno quienes éramos, avivó el fuego y se sentó al medio de éste lugar. Ahí comencé a quererlo, eso pensé yo. Historias salían de su boca, mundos de sus palabras y magia de sus manos, poco a poco el espacio vacío se fue llenando de caras desconocidas e hipnotizados por su locuacidad pasó la mañana sin saber cómo. No sabía quién era, ni lo supe hasta el minuto de irme, ahora que lo pienso no lo pregunté. Supuse que debía ser alguien importante sólo por su presencia y prestancia, pasaron los días de rezos, habló que no era cristiano, que cantaba el Gayatri y que ese día haría ayuno porque Cristo había muerto por nosotros. Quién era este ser tan único y grande?. No lo sé a ciencia cierta, pero cada día que pasa se sigue revelando un poco y sé que es para que pueda comprender.
De ese paseo recuerdo con especial cariño su primera mirada, su primera "ganancia" mi yapa mala que fue devuelto enseguida, el amor que demostró por Pablo Neruda, una fotografía que miré pero que jamás tendré, el secreto que me dijo al oído al terminar de hacer las ofrendas en el Fuego Sagrado y tantas cosas que sólo el género de la poesía podría explicar mejor.
Sí, han pasado tres años de cartas y visitas. Años llenos de días en los cuales han habido lágrimas, risas, nubes, pero sobre todo sol. Así cambió mi vida desde que lo conocí hace tres años, un día con música y con nubes llenas de blanco bailando a sol como hoy
Pensar en los días sin él, es pensar en un mar sin sal, en la noche sin cometas, en el vuelo de las libélulas sin la fuerza de sus alas, en un corazón sin pulso…
En un día como hoy fui domesticado diría el zorro de Antoine de Saint Exupery, empecé a crear lazos. Yo robaría de su libro las palabras "para mi es único en el mundo", como lo fue la engreida rosa para ese solitario niño.
Quien no sepa de quien estoy hablando le puedo contar que tiene los ojos mas profundos que el silencio, el cabello corto como mi recuerdo, manos generosas como árboles frutales, pies suaves como niño....y su corazón, su corazón es rojo, dulce, simple como las guindas que un verano comió en casa.
Marzo 2007
2
Octubre, un reencuentro

Si soy fiel a la cronología de nuestra historia debo contar que a penas pisé Chile, luego de esa Semana Santa, tuve ganas de escribirle como habíamos quedado y sólo lo hice cuando al fin obtuve su correo electrónico. La página en blanco me hacia dudar qué poner en ella, creo que comencé varias veces, me presente y conté resumidamente quién era. Además qué le podía interesar a alguien totalmente ajeno mis historias, trate de no aburrirlo ni extenderme. Su respuesta fue inmediata y directo a mi corazón, siento que dijo lo justo lo que necesitaba leer mi alma para dejarme en un estado de felicidad incomprensible. Así comenzamos un intercambio de e-mails en donde le dejaba entrever mi vida. Nunca estaba segura hasta dónde él me conocía, de pronto sentía que sabía todo y a veces sólo era producto de mis ganas que así fuera. A mitad del año comenzaron los preparativos para su venida, ya sabía un poco más quién era él que nos vendría a visitar o creía saberlo. Mucha expectación y muchos celos entorno al invitado. Yo lejana a todo sólo quedé en cooperar en cosas simples, algo en mi interior me hacia querer estar cerca. Llegó el tan ansiado día de llegada, fuimos a La Serena a encontrarlo, nuevamente partiendo tras de algo desconocido me subí al mismo aquel auto que un día me llevo a conocerlo. Sin imaginar cuales serían los acontecimientos recé y recé hasta cansarme, se decía que eran tiempos complicados, Dios decidiría en pocos días que haría con este mundo falto de fe y amor. Llegamos a una cabaña en donde dormí sola en un cuarto y junto a una familia que más parecía estar a la ofensiva que pronta a una preciosa fiesta.
Partimos de inmediato al tan ansiado reencuentro. Estaba alojando en un departamento de una devota, pareció que no éramos bienvenidos, no entendía porqué pero mi alegría no me hacía escudriñar en los posibles problemas que se estaban gestando. Apareció él, más grande aún que en mi memoria, sus ojos pícaros se encontraron con los míos, me abrazo largamente y al oído se rió de los posibles celos de los devotos que tanto nos habíamos reído en los mails. Al mirarlo sentado se le veía cansado pero siempre fue cálido para contarnos cada detalle de sus viajes, sus pies estaban hinchados, sus ojos rojos pero nunca perdió su prestancia y agudeza. Nos miró hasta desnudarnos las intensiones y las ilusiones.
Siempre lleno de regalos nos colmó de maravillosas sorpresas para consentirnos. Me trajo una cartera amarilla con letras bordadas que guardo celosamente y que es mi tesoro, ahí viven mis secretos y descansa siempre en mi cama para que el tiempo no la toque.
Fueron unos días muy intensos entre la alegría extrema de verlo y la furia despertada en ciertas personas. Entre rezos y rezos no comprendía bien que era lo que pasaba en mi interior, sólo sabía que no podía separarme de su lado.
Su viaje se trasladó a Santiago, celebramos con un Fuego Sagrado en el Arrayán, bendiciones se derramaban sobre nosotros y nosotros sin tener ni la menor idea que así era. Mi maestro sólo me prometía amor eterno y casamiento, pero lo que más me llamó la atención es que me acariciaba el pelo. Hacía poco había escrito una carta a Sai que más parecía que él la había recibido que mi admirado y lejano amigo hindú.La fiesta organizada en el centro de yoga fue un éxito, el lugar y la Madre se veían hermosos, no sé si alguien lo habría notado pero fui feliz en mi tarea. La gente se divirtió y soñó con un templo que sólo Dios sabría que no habría de construirse, pero no se lo había dicho a nadie excepto a él de eso hoy estoy segura.
Los días pasaron entre bendiciones y malos entendidos, cada día una joya menos y una bendición más. Una secreta alegría me invadía cada vez que me quitaba algo y se lo dejaba para él. Llegó el ultimo de sus días lo fui a ver a casa de Vainavi venía llegando de la casa de Neruda. Estaba serio no reía mas, sus palabras eran hermosas explicando partes de la Torah, se paraba, se balanceaba, mostrando cómo se rezaba ese día especial para el pueblo judío. Le llevé una carta y un regalo que nunca le entregué, no tuve mi entrevista ni la posibilidad de verlo a solas, no me llamo y sólo se despidió como un extraño. De pronto el cielo había caído a la tierra, no entendí nada y me fui triste pero llena de recuerdos hermosos. Abrazos, risas, sus ojos, palabras, sus cariños y sin un corazón, me lo había robado o quizás se lo había regalado. A la mañana siguiente sabía que se iban temprano, le mande unos chocolatitos y quequitos para el viaje con una amiga argentina que viajaba junto a él. En la ducha me invadió la tristeza al sentir la separación física. Nunca me había pasado antes algo así, lloré muchísimo, tanto que es inimaginable. Sentí que nada en este mundo era importante, nada lo era salvo él.
3
Abril de 2007
Seguir al corazón cuando se esta ciego es el único faro que te puede llevar al camino correcto. Muchos saben leer en las estrellas, yo todavía no, así es que seguí mis latidos cuando un terremoto fraccionó al grupo de Gayatri.
Recién ido nuestro Maestro un mail llegó a nuestras casillas, era de un dirigente en donde exponía su renuncia sin motivo alguno, mucha confusión, yo estaba en este grupo por esta persona no sabía que hacer. Dolor extremo y sin un porqué. Nada se decía todo se intuía.
Mi mayor problema era si sería correcto que me quedara en donde yo quería estar y si me recibirían. No tenía que hacer ahí, nadie conocido y nada que me hiciera permanecer, excepto un par de ojos negros. Mi deber cerebral era quedarme con quienes me habían llevado a iniciarme y quienes me habían convidado a cada actividad, estaba destrozada no quería irme con ellos.
Un mail pensé… un mail a Haripada, mi primera luz o más bien mi Estrella del Norte.
No debía preguntar nada, eran cosas personales que sólo incumbían a quienes eran parte de los problemas, sólo tenía que abrir mi corazón y que este contestara a su amor entregado en cada correspondencia recibida desde que lo conocí. Escribiéndole descubrí que mi lealtad era con él y con nadie más, otro pensamiento acecho mi mente -¿me creería mi sinceridad?- no me quedaba otra que mis actos hablaran por mí y que mi honestiad fuera extrema.
La respuesta de él no tardo, me insinuaba que me fuera con mis amigos, que nuestra amistad no dependía de dónde yo escogiera quedarme. Pensé, miré y no vi amigos en el otro grupo, sólo vi rencor, ambición, aprovechamiento y cobardía.
Nuevamente saltar al vacío, seguir lo desconocido y pararme en mis principios era la ruta a seguir.
Recibí un llamado para asistir a su primera reunión como grupo independiente, mi negativa marcó mi bandera para ellos, mi decisión estaba tomada y nadie la haría cambiar. Mails llegaban, rumores corrían y nadie sabía quién era el que te abrazaba y te daba una mano.
Mi fin era hacer fuerza para que esta marejada no me llevara por delante y me destrozara más de lo que estaba. A nadie le fue fácil, cada uno podría escribir mil historias de presiones y de mentiras, pero para él fue más difícil aún estaba manoseando lo mas sagrado y puro, Gayatri y la Institucion que canaliza la energia de Gayatri, GVY y, se jugaban a placer con sus hijos espirituales y tambien con su unico hijo, Gopal. Tiempos difíciles vivió, paginas e contra se levantaron, fotos suyas fueron expuestas (cuando él siempre dijo que no era justo que se publicaran fotos suyas, es decir, de un devoto predicador, cuando amados y divinos maestros deben ser aun conocidos por el gran publico) y su silencio me conmueve hasta el día de hoy. No se equivocaron mis ojos al verlo grande, quizás sólo erraron al omitir su inmensidad, si tuviera que pintar lo que fueron esos días sería un agitado mar de sangre y al fondo un sol que nunca se apagó.
Escribo para no olvidarlo, escribo para amarlo.
Una imagen sin palabras
6 de mayo de 2007

Los días pasaban lentos, enmarañados, a veces se tornaban rápidos y violentos tanto que no era posible de dilucidar qué pasaría.
Nunca me había detenido a pensar que no dudé ni un segundo en él, ni tampoco a dar las gracias a Dios por no soltarme, su mano fue la que no me dejó equivocar.
A estas alturas la indecisión de algunas personas me daba rabia y dolor.
Un día de curiosa entré a esa página tratando de ver qué estaban diciendo y qué recriminaban, sólo encontré vulgaridad, quedé triste al ver su foto ahí. No me gustó ver esos ojos crucificados, no tuve estómago de seguir mirando, cerré la página como ese capítulo en mi vida.
No recuerdo bien cómo se organizo un viaje a Mendoza, nos encontraríamos con él y podríamos apoyarnos y acompañarnos en estos días difíciles.
Una tía muy mayor se casaba por primera vez y coincidía con este viaje, cómo explicaría yo que no podría asistir ya que tenía que viajar a Argentina, cómo entendería mi familia que esto para mi era más importante que acompañar a mi tía en ese día, otra vez una mano del cielo me ayudó y la tierra no me cuestionó.
Una amiga organizó los de los pasajes, mi mamá me llevó al Terminal de Buses y así después de una agotadora jornada de trabajo partimos cruzando la cordillera. Quedé sentada con una extraña, compartí un pan y recé para que el viaje se me hiciera más corto. Frío intenso sentía ahí.
Esa misma amiga que hoy se ha convertido en mi hermana me ofreció un abrigo, descansé al fin mientras el grupo de mujeres calentaban las horas de viaje hablando y hablando.
Llegamos de madrugada, mis ojos parecían oxidados, el frío rompía la piel en esa oscura estación de buses trasandinas. Había que hacer hora para esperar su bus que llegaría en la mañana, ninguna cafetería abierta que nos abrigara, sólo nuestra fe y el amor.
Amaneció y con ello despertaron los negocios con olor a pan y facturas, algunos nos apoderamos rápidamente de un local mientras otros hacían turnos para ver si nuestro Maestro había llegado de la capital federal.
A eso de las nueve lo vimos parado con su inseparable maleta, dulce, alto, sonriente y de sombrero. Sus brazos nos recibieron a todos, sus ojos nos hablaban de lealtad y agradecimiento, sólo espero que los nuestros le hayan hablado de lo mismo.
Nos reunimos todos en casa de este santo devoto que nos recibe cada vez que pisamos Mendoza y ahí comenzaron los nuevos días para Gayatri en Chile.
Sabíamos que las complicaciones seguirían, además él nunca nos negó eso y siempre fuimos apoyados cuando éste era el atacado.
Ese fin de semana asistimos a un fuego sagrado privado en donde se nos enseño paso a paso las reglas, los cuidados y las sutilezas de este acto devocional.
No puedo olvidar que ese día me nombró Acharya y que tampoco pude contener mi emoción al sentirme cercana, pensé que de verdad confiaba en mi sinceridad.
Las horas pasaban, se hablaba de las penas, de los ataques, de lo que vendría, de la nueva forma de caminar y yo soñaba con mi ansiada entrevista.
Muchos pasaron a una sala en donde cada uno hablaba del tema que le interesaba, y yo no tenía de qué hablar, pero igual anhelaba esa oportunidad.
Qué le diría, qué le importaría a él lo que sucediese conmigo, además las cosas a su lado no tienen el peso ni importancia que estas tienen fuera de su presencia, nada tenía que preguntarle.
Y fue así que no tuve tampoco la entrevista, seguro sería otra vez.
Los mates amenizaban largas y entretenidas historias, la noche nos invadió muchos se fueron a dormir otros seguimos acompañados del frío, interminables anécdotas, risas y preguntas y de una de ellas me acuerdo por lo importante.
Nos preguntó, cuantas veces nos habíamos enamorado, nunca lo había pensado. La pregunta era más profunda para mi, qué era el amor, tendría yo que saber eso para poder responder.
Contesté una vez para no quedarme callada, pero sin ningún compromiso con mi aseveración, pensé en mi ex y que eso habría sido mi único amor.
Hoy entiendo que todo es diferente, ya que si medía así el amor yo había vivido toda mi vida sumida en ese estado encantado. Hoy entiendo el amor de otra forma y que cada día se descubre un poco más.
¿Cuántas veces se habrá enamorado él?
Debí ser más atrevida y preguntarle.
Almuerzos en el restorante vegetariano fueron nuestra excentricidad, comimos muy rico y en un ambiente muy lindo y de pronto en medio del barullo lo encontré con mis ojos y estaba sumido en su maestro que estaban en una foto, contemplándolo, amándolo inmensamente, estaba emocionado y en silencio dejé de observar esa conversación privada.
Ese fin de semana pasó como agua entre los dedos y llegó el minuto de partir, el dueño de casa reclamó exclusividad del Maestro y se fueron en su auto al Terminal, algunos de nosotros tomamos un taxi que entre suplicas y rezos pedimos que volara hasta allá para verlo partir y darle nuestra despedida.
Siempre los rezos del alma son escuchados y una vez más la Madre nos respondió, llegamos antes y pudimos nosotros darle la bienvenida al bus que lo llevaría de regreso, se subió, se sentó en el último asiento y desde ahí comprendí unas palabras que antes sólo eran letras, "de corazón a corazón".
Mis lágrimas no tardaron, no podía ver esos ojos tristes y mi amiga tampoco, no nos contuvimos más y lloramos como si no hubiese nadie más en el mundo que nos viera.
Un dolor me invadió y estoy seguro que todos lo que lo vimos partir. Su imagen diciendo adiós, sin palabras, desde esa pequeña ventana, nos mostraba un Hari humano conmovido por el amor de unos chilenos fieles a él y herido por la maldad de otros.
De corazón a corazón y unas lágrimas me recordarán que ese viaje fue el principio de un mundo nuevo que se nos revelaría, ese mundo que nuestro Maestro nos regalaría por amarlo cada día.

lunes, 2 de abril de 2007

Feliz día Gurudeva / Ekadeva Acarya

Escrito de Ekadeva Acarya para el Guru Purnima 2006


¿Porque te quiero? Por tu respeto, que sumado a tu poder, es más respetuoso.

Por tu calidez, que conociendo mis miserias más miserables, es más cálida.

Por tu humildad, que con todo lo que haces por mí sin decírmelo, es más humilde.

Por tu sabiduría, que por saber presentarla con claridad, hasta yo la entiendo a veces, y es entonces, mucho mas sabía.

Por tu amor, que al ser puro y desinteresado, es más amoroso.

Por tu equilibrio, que a lado de mis malabares fallidos, es mucho mas equilibrado.

Por tu abrazo, que al abarcar cuerpo y alma, es mas acogedor.

Por tu mirada, que al hablar, escuchar y abrazar además de ver, es mas profunda.

Por tus manos, que por bendecir, dar, recibir y acariciar, son más manos.

Por tu sonrisa, que viniendo de adentro, es más contagiosa.

Por la esperanza que das, que hace que vea una sombra de luz en la oscuridad, y es entonces más esperanzadora.

Por tu vida, que es más viva.

Por todo lo que me olvido, que siendo tanto, tanto, tanto, es más perdonable.

Pero no solo te quiero por todo lo que me das, te quiero más por quién me haces ser cuando estoy contigo.


El milagro es empírico y contrastable. Sacas lo mejor de mí. Logras que venza a mi peor enemigo: Yo! En definitiva, te quiero porque cuando estoy cerca de ti me quiero un poco más. Y quererse, respetarse y aceptarse es a veces más difícil que caminar sobre las aguas…A tus pies Gurudeva…

A tus pies que dejan huella Pues,
¿Cómo podría ser de otra manera?
Solo pisando en tus huellas no tropiezo