viernes, 25 de mayo de 2007

Vivencias con el Maestro Espiritual

Por Vijaya Acharya

Todos hablamos de Nuestro Maestro Espiritual. Pasamos mucho tiempo diciendo que nos ayudo de tal o cual manera, que nos cambio la vida, que sin el estaríamos en cualquier lado menos donde estamos ahora, etc., la lista de testimonios y experiencias sigue ad infinitum. Probablemente esto mismo lo podría hacer un buen medico naturista o un buen terapeuta. Y, entonces, cuál es la diferencia entre un Maestro Espiritual, nuestro Maestro Espiritual y otra persona debidamente calificada? En donde radica la grandeza de nuestro Maestro Espiritual?Hace muchos años atrás, en uno de mis viajes a la India, mi Maestro Espiritual me pidió que acompañara a un señor, de aproximadamente unos 70 años de edad, para que se bañara en los ríos sagrados, su condición era tan critica que era muy probable que no pasara los 6 meses de vida.
Debo admitir que en un principio sentí un poco de temor. Viajar con un hombre tan enfermo, tantos kilómetros, con altas temperaturas y otras delicias de la India era como demasiado arriesgado. Por supuesto que nuestro Acarya fundador vio la preocupación en mi rostro, me miro a los ojos y en su infinita dulzura me dijo: - "Allí donde vayas, estoy contigo"Demás esta decirles que fue suficiente para que todas mis preocupaciones desaparecieran. (Cuando hablo de preocupaciones me refiero a mi propia mente distraída en la Maya, en pensamientos mundamos e insignificantes. En ningún momento dudo de la validez de las palabras o intenciones de Gurudeva.)
Lo primero que paso por mi cabeza fue, por que a mi? Gurudeva es muy conocido en la India, no solo en el campo de la espiritualidad sino también a nivel científico. Hay tantos devotos en la India, un llamado telefónico hubiera bastado para que se hicieran cargo de la situación los más prestigiosos profesionales. Sabía que detrás de esto había una lección valiosa.
Los días pasaban y en mi cabeza seguía incesante la misma pregunta. Un día no resistí más y fui a preguntarle. Me miro con esos ojos profundos detrás de esos lentes estilo "Gandhi" y me dijo: - "El Gayatri es vida"... Por supuesto que ahora entendía menos que antes.
Cuando un Maestro nos dice algo, muchas veces no le entendemos, ya que tratamos de relacionar lo dicho con lo que nos pasa en ese periodo particular de nuestras vidas, o queremos captarlo mediante nuestro intelecto finito o nuestra visión parcial o tendenciosa de las cosas. No era la primera vez que no entendía enseguida la grandeza del mensaje.Seguí las órdenes de mi Maestro y me fui a hacer la peregrinación espiritual por los ríos sagrados. Acompañe a esta persona, para que realizara los baños rituales de acuerdo a las instrucciones de Gurudeva. Tomamos aviones, trenes, ómnibus, taxis, rickshaws, hicimos todo el recorrido.
Conforme pasaba el tiempo la salud del hombre se deterioraba considerablemente, en algunos momentos me vi obligado a realizar paradas inesperadas para que pudiera descansar. Un día, en una de las habitaciones, en un hotel al lado de un Ashram, el señor mayor me dijo: - No me siento bien, voy a hacer una siesta. Se acostó a dormir y de repente dejo de respirar...El señor había dejado de respirar.
Observé por un tiempo la situación y debido a mis conocimientos profesionales, pude asegurarme que realmente había dejado de respirar. Intente reanimarlo con los procedimientos conocidos y no hubo respuesta.Por un tiempo no supe que hacer, miles de palabras, de respuestas, de miedos, angustias, soledades e impotencias se juntan en un solo minuto.Para mí realmente había muerto. Para mi y para el mundo. Y esto significaba problemas, muchos problemas. Llevar el cuerpo de regreso a occidente, la descomposición del cuerpo con el calor insoportable de Delhi, llamar a la policía, explicar a los funcionarios lo acontecido, abrir un expediente para aclarar la situación, explicar a los hijos y nietos que no lo iban a ver nunca más. La muerte realmente era un problema muy grave en esas circunstancias.En esos momentos un chispazo de luz vino a mi mente y comencé a orar a mi Maestro Espiritual con todo mi corazón y mi mente, creo que me desconecté totalmente de la situación, de lo que pasaba, de mi mismo, de la policía, de la muerte…Mi plegaria era por el anciano pero también por mí.
Todo lo que había en mi mente era “El Gayatri es vida”, ese instante se congelo en el tiempo y desde allí todo fue luz. Entre en un estado indescriptible y todo lo que había enfrente de mi era el rostro de mi Maestro Espiritual, no mas palabras, miedos o angustias, sentía que no había mas nada en el universo, solo su rostro.No se cuanto oré pero al tiempo, el señor comenzó a respirar, suave pero constantemente. Esto para mí fue un milagro. Un maravilloso milagro de la Madre Gayatri. Por fin creo que realicé lo que es un Maestro Espiritual y lo que es un discípulo.
Nunca comenté con el señor lo sucedido, comprendí que fuera del ámbito de lo espiritual, fuera del ámbito de lo sagrado, esto era muy difícil de interpretar, evidentemente no había ninguna explicación científica para tal acontecimiento.
Tampoco diré que puede ser para esta o aquella persona, solo puedo decir que entonces lo viví como un milagro. Demás esta decirles que aquel señor todavía se encuentra entre nosotros y goza de buena salud.Agradezco a Dios que me permitiera experimentar tanta maravilla.
Cierta vez quise hablar este suceso con Gurudeva y el me dijo: - “Si, recuerdo que te envié un telegrama diciéndo que todo estaba bien, creo que comenzó a respirar lentamente, pero nada de eso tiene importancia, eso está en el pasado”.
El Acarya camina entre nosotros, como un ser humano mas, en su infinita humildad pretende jugar al juego de "me siento afectado por los problemas" con el único fin de darnos lecciones permanentemente, de enseñarnos que la vida es maravillosa y merece ser vivida plenamente, con alegría, a pesar de cualquier situación que a nuestros ojos se vea insuperable.
Ese es nuestro ejemplo, a eso aspiramos, a ser como Gurudeva.La misión del Maestro espiritual triunfará siempre que cada uno de los Acaryas iniciadores comprendamos la grandeza del Maestro Espiritual, cuando cada devoto de Gayatri sepa que la práctica es esencial y la razón de nuestra existencia, Gayatri Vedanta yoga será lo que esté en nuestro corazón.
Decir que se adhiere a la filosofía Advaita o Shankya, no significa nada, si no aceptamos que el Maestro Espiritual es la encarnación de la bondad y siempre está dispuesto a orar al cielo por nuestro bienestar. Muchos devotos en el mundo pueden dar testimonios absolutamente impresionantes, pero la verdad está en buscar individualmente la conexión con el Maestro Espiritual genuino, con nuestro fundador, para obtener el máximo beneficio celestial.

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